Querido diario:
No sé cuantas veces van ya, pero hoy me han vuelto a “desahuciar”, que no se puede hacer nada, que me vaya a casa y me aguante. Menuda frustración, ¡qué desesperación!
Lo peor es que te desahucien diciendo que no saben lo que tienes y por tanto no se puede hacer nada… No se, si no sabes lo que tengo ¿cómo demonios sabes que no se puede hacer nada?
Si me dijeran: te pasa X, no tiene cura y es degenerativo y vas a seguir empeorando a este ritmo hasta que en un plazo de Y a Z años casques el huevo. Creo que así podría asumirlo mejor. También hay que verse en esa situación, tiene que ser terrible para los que la viven, pero la angustia de no poder despejar la X es tremenda.
A lo mejor lo que me pasa se puede curar, pero como no lo saben… Además no se salen de los protocolos, siguen sus planes de A, B y C y si no dan resultado te los repiten (A, B y C) o te mandan de una patada a otro médico o a otra especialidad.
De hecho, muchas veces tengo la sensación de que se preocupan más de no quedarse con el marrón de tenerme como enfermo que de intentar descubrir lo que ocurre.
No sé, que será cosa mía, pero cuando me he enfrentado profesionalmente a un problema que no conseguía resolver me lo tomaba como un reto, hablaba con compañeros de profesión, investigaba… Nunca he ido al cliente y le he dicho “tu problema no se puede resolver porque no sé lo que pasa”. No sé si es una cuestión de amor propio, de amor por tu profesión o qué, pero no entiendo esa manera de pasar la patata caliente.
La cosa es que cada vez que me han desahuciado, a base de insistir, de reclamar, de hacer llamadas, he conseguido que profundicen más y siempre han dado un pequeño pasito más. Vale que aún sigo sin solución, pero saben más ahora que la primera vez que me desahuciaron. No sé si en esta ocasión voy a ser capaz de sacar fuerzas para insistir, es muy duro estar chocando constantemente contra paredes inamovibles.