Todos hemos asistido a interminables debates sobre que tecnología es mejor, sobre que plataforma es mejor, sobre que lenguaje es mejor. Sin embargo, tras muchos años trabajando en una gran cantidad de proyectos de lo más variado y asistir atónito a otras tantas flamewars, he de decirlo: me la suda la tecnología.
Cada proyecto es un mundo, y en todos los casos hay múltiples factores que hacen que una tecnología se amolde mejor que otra. Pero igual que cada problema tiene múltiples soluciones, cada solución se puede implementar con múltiples tecnologías.
Hay técnicos que sólo se fijan en los factores técnicos, pero en cuanto has tenido un pie en negocio sabes que hay mucho más en lo que pensar.
Pongamos por ejemplo un caso sencillo: Ikea decide que va a dar un servicio de diseño de hogares, para lo que crea una bolsa de empresas y diseñadores freelance. La idea es que los diseñadores vayan a las casas de la gente y les ayuden a elegir los muebles y a comprarlos.
Las soluciones son múltiples: Ikea podría darles equipos iguales a cada diseñador; los diseñadores podrían llevar su propio equipo. Alguien en Ikea decide que es mejor la segunda opción. Aparece un nuevo problema y es que los clientes no siempre tienen conexión a Internet: se puede hacer un software que funcione en local y cuando haya conexión haga los pedidos; también los diseñadores podrían tener un pincho 3G para garantizar la conexión y así poder tener una simple web para que hagan los pedidos. Alguien en el departamento de ingeniería le hace ver las dificultades de la primera solución a un directivo y este consigue que se haga una partida para los pinchos, por lo que se quedan con la segunda opción. Por tanto, la solución final será hacer una simple web.
Para hacer una web las opciones son múltiples. Aquí podríamos entrar en una flamewar interminable sobre si PHP, .Net, Ruby on Rails, Node… También sobre si tener servidores propios o usar alguna plataforma cloud; si usar MySql, SqlServer, una base de datos NoSQL o guardar la información en archivos de texto plano. Las distintas opciones considerando todas las posibles combinaciones son muchísimas, y por mucho que nos guste más una tecnología que las otras, ninguno de los argumentos que se suelen usar en las flamewars debería de influir de verdad en la decisión. La verdad es que la tecnología en una solución tan simple como esta os la debería de sudar. A mi me la suda.
¿En qué nos deberíamos fijar si fuésemos el responsable tecnológico de este proyecto en Ikea? Hay que ver inicialmente si Ikea ya tiene otros proyectos y como se han hecho, con qué tecnologías se manejan mejor sus desarrolladores, etc. Si no los tuviese, podríamos mirar al mercado, ver que tipo de técnicos va a ser más fácil contratar por ejemplo, o si se espera que el proyecto evolucione y crezca o si hay previsión de otros proyectos y de que tipo serían… Hay múltiples factores que deberían afectar a la toma de la decisión, y la gran mayoría no vienen marcados por la tecnología sino que vienen marcados por los factores de negocio.
Por tanto, cuando os volváis a ver involucrados en una de esas de si «el este mola más», dejad de darle vueltas a qué lenguaje es más cool o que plataforma usa la empresa X. Plantearos los factores de negocio en casos concretos y las guerras dejarán de ser tan cruentas y se volverán mucho más objetivas y productivas. Cuando os digan que «mi tecnología mola más» responded con este grito: me la suda la tecnología.
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