¿Quién no se ha encontrado en la siguiente situación alguna vez? Estás con tus amiguetes en un restaurante y a la hora de pagar la cuenta te pones a echar números y mientras les estás explicando en alto por qué no cuadra todo… “Vale, me callo, que me he equivocado en…“. Lo mismo puede pasarte revisando gastos e ingresos de tu empresa, o realizando cualquier tarea en la que pasar por alto un detalle puede provocar un resultado completamente erróneo.
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