-Yo sólo fumo porros.
-Y alguna raya de spiz.
-Eso, eso. Y las litronas, ¡que te las apalancas siempre! Anda, trae pa acá.
-Bueno, pero el tema aquí en cuestión es que las drogas duras te anulan y evitan que luches contra la opresión estatal.
-Ya estamos -contestó Paco mientras pasaba el litro a Rober -Tom, Tom, Tom, no empieces con tus paranoias de los libros ¿Quién te oprime a ti?
-No son sólo los libros, ya lo dice el Evaristo: «Si allí tienen a la Tatcher, aquí tenemos a Ardanza».
-¡Pero vamos a ver!-Paco agarró con fuerza la nuca de Tom y pegó su frente a la de él-¿Qué mierdas me estás diciendo de Ardanza? ¿Ahora somos vascos? ¡Mira!- Se despegó y empezó a girar con los brazos extendidos- ¡Estamos en la puta Inmobiliaria! Aquí no mandan ni Ardanza ni la fulana esa, aquí mandan los putos yonkis y los hijoputas de los maderos cuando vienen a incordiar.
-En eso tiene razón Paco, aquí gobierna el Díaz después de que se la jugaran al Rodriguez. Lo echaron como a un perro.
-Va, ya se la había jugado ese antes al Hormachea. Ese si que apunta maneras, hacedme caso. Pero bueno, que da igual quién mande. El tema es la anulación del ser y la opresión estatal, sea de quien sea. Mira cuando entran las lecheras, a los yonkis no se los llevan, se llevan a los mineros que dan guerra.
-Bueno, el otro día se llevaron al Pitu.- Rober lanzó la litrona vacía al otro lado de la pista donde reventó y se hizo añicos.
-Ya Rober, pero eso fue porque le había dado un tirón a una vieja y la tiró al suelo. Si es que cuando están con el mono ni miran.
-Ya te digo, puto cáncer el caballo.
-Venga, Rober, no empieces tú también. ¿Qué hacemos hoy, chavales?











